sábado, 28 de junio de 2008

De Programas y Manuales de Acogida

Me cuenta una amiga su desesperación: hace unos diez días que se ha incorporado a su nueva empresa, una "pequeña" multinacional española con cerca de 500 trabajadores, y todavía no conoce ni sus funciones, ni sus objetivos, ni la empresa, ...más allá de la información que pudo obtener durante el proceso de contratación.

Recursos Humanos, una vez obtenidos sus datos y firmado el contrato, la "despachó" sin mayores atenciones. El responsable de su departamento está demasiado agobiado de trabajo para atenderla. A sus compañeros les sucede otro tanto de lo mismo, aunque alguno ya le ha advertido que pasó por su misma situación, y se planteó abandonarlo todo a los seis meses.

Mi pobre amiga dedica su tiempo a tratar de familiarizarse con los productos de la empresa y sus clientes, a la espera de que alguien tenga tiempo y comience a darle trabajo. Diariamente se carga de dosis de paciencia para que la frustración no la venza.

Su situación no es muy diferente a la que viven muchos jóvenes y/o profesionales que arriban a nuevas empresas con grandes dosis de entusiasmo y optimismo, y se encuentran en los primeros días literalmente abandonados a su suerte y desatendidos.

Curiosamente, cuando mi amiga me describe su situación yo estoy participando en el diseño de un programa de acogida para una mediana empresa. Este tipo de iniciativas todavía son muy escasas, pero afortunadamente comienzan a cobrar relevancia. El pasado domingo, por ejemplo, el suplemento Negocios de "El País" describía el plan de aterrizaje de "Leche Pascual" .

En blogs como el maravilloso Mi ideoblogía de Javier Panzano describen a la perfección lo que deben ser las líneas maestras de un plan de acogida, y el mismo Javier da las claves para la elaboración de un manual de acogida.

En "La empresa sensual", leo muy divertido como Jesús Vega, ex director de RR.HH. del Grupo Inditex, describe parte de lo que fue su programa de acogida en el grupo textil gallego. Él mismo cuenta que no le resultó nada fácil verse de la noche a la mañana doblando camisas en una tienda de Zara, como parte del proceso de conocimiento de la empresa.

Lamento mucho que mi amiga no se pueda beneficiar de este tipo de programas y herramientas, pero me decepciona de igual manera ver cómo muchas de nuestras empresas, en el año 2008, siguen muy, pero que muy perdidas en la gestión y comunicación de sus Recursos Humanos, su principal riqueza.

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